Cocinas: ¿cuál elegir? En el mercado de las cocinas, existen hoy numerosas alternativas en cuanto a la elección del electrodoméstico en el que se se van a hacer las comidas. Hay que tener en cuenta, a la hora de elegir, el uso y el consumo que vamos a hacer del mismo, ya que será determinante para escoger uno u otro.
- Tipos de cocinas
A la hora de adentrarnos en el mundo de las cocinas, tenemos las siguientes opciones, las más extendidas:
- Cocina de gas
- Vitrocerámica (eléctrica o de gas)
- Cocina eléctrica.
- Cocina de gas
Es la opción más convencional. La cocina de gas es una placa de acero inoxidable con quemadores de gas (generalmente, tres o cuatro). Los quemadores suelen ser de diferentes tamaños y potencia de llama. Entre sus ventajas están que son muy económicas, y entre sus desventajas, que su limpieza es más complicada y ardua que en cualquiera de las otras opciones. Su consumo también es menor, ya que, al ir con gas butano, resulta más económico.
- Vitrocerámica eléctrica
La fuente de calor es más directa, ya que lo transmite hacia arriba y no hacia los lados. Entre sus ventajas, están que es muy fácil de limpiar y son muy seguras, ya que se apagan solas; entre las desventajas, que el precio es aún algo elevado. Existen distintos tipos de vitrocerámicas:
- De inducción: genera calor de manera instantánea. Si tienes niños en casa, son la mejor opción, ya que las placas no queman cuando se las toca.
- Halógenas: usan focos halógenos, por lo que necesitan mucha potencia. Esto repercute en el consumo, mucho mayor.
- Radiantes: están obsoletas aunque son las más baratas: por 300 euros puedes conseguir una.
- Placas rápidas o Hi-light: están de moda, ya que están hechas por resistencias que se calientan con más rapidez.
- Vitrocerámica de gas
Son similares a las anteriores, únicamente que funcionan con gas. Esto supone un ahorro en la factura, aunque su precio es muy elevado.
- Cocina eléctrica
La cocina eléctrica es una buena opción, ya que son muy económicos, y los fuegos, placas metálicas de hierro fundido, se enfrían de manera lenta, lo que deja «calor residual» para terminar de cocinar. Entre sus desventajas, está el elevado consumo de energía.